El próximo día 23 de abril de 2018, a las 20 horas, iniciaremos un taller dedicado a la lectura de textos clásicos. Sorprende la actualidad de muchas de las reflexiones que encontramos en las obras de Platón, Aristóteles, Séneca o Marco Aurelio. Pero no solo clásicos grecorromanos, también trataremos los autores clásicos orientales como Confucio, Lao Tse u obras como el Bhagavad Guita, La Voz del Silencio o la literatura sapiencial egipcia, como las máximas de Ptahhotep, nos aportan consejos y reflexiones que pueden sernos muy útiles.
El primer texto que vamos a tratar es el diálogo “De la ira” de Séneca, concretamente el Libro I, traducido por Francisco Navarro y Calvo, y que puedes encontrar en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Disfrutaremos al leer como Séneca disecciona este fenómeno afectivo, impulsivo y lleno de energía, que solo se domina con la razón.
Jorge Luís Borges, en su artículo “Sobre los clásicos“, comenta lo que significa para él esta destacada literatura: “Clásico no es un libro que necesariamente posee tales o cuales méritos; es un libro que las generaciones de los hombres, urgidas por diversas razones, leen con previo fervor y con una misteriosa lealtad“.
Pero quien más abunda en motivos para leer a los clásicos es el escritor Italo Calvino. He aquí sus reflexiones en Por qué leer los clásicos, Barcelona, Tusquets (Marginales, 122), 1993.
I. Los clásicos son esos libros de los cuales se suele oír decir: «Estoy releyendo…» y nunca «Estoy leyendo …».
II. Se llama clásicos a los libros que constituyen una riqueza para quien los ha leído y amado, pero que constituyen una riqueza no menor para quien se reserva la suerte de leerlos por primera vez en las mejores condiciones para saborearlos.
III. Los clásicos son libros que ejercen una influencia particular ya sea cuando se imponen por inolvidables, ya sea cuando se esconden en los pliegues de la memoria mimetizándose con el inconsciente colectivo o individual.
IV. Toda relectura de un clásico es una lectura de descubrimiento como la primera.
V. Toda lectura de un clásico es en realidad una relectura.
VI. Un clásico es un libro que nunca termina de decir lo que tiene que decir.
VII. Los clásicos son esos libros que nos llegan trayendo impresa la huella de las lecturas que han precedido a la nuestra, y tras de sí la huella que han dejado en la cultura o en las culturas que han atravesado (o más sencillamente, en el lenguaje o en las costumbres).
VIII. Un clásico es una obra que suscita un incesante polvillo de discursos críticos, pero que la obra se sacude continuamente de encima.
IX. Los clásicos son libros que cuanto más cree uno conocerlos de oídas, tanto más nuevos, inesperados, inéditos resultan al leerlos de verdad.
X. Llámase clásico a un libro que se configura como equivalente del universo, a semejanza de los antiguos talismanes.
XI. Tu clásico es aquel que no puede serte indiferente y que te sirve para definirte a ti mismo en relación y quizás en contraste con él.
XII. Un clásico es un libro que está antes que otros clásicos; pero quien haya leído primero los otros y después lee aquél, reconoce en seguida su lugar en la genealogía.
XIII. Es clásico lo que tiende a relegar la actualidad a categoría de ruido de fondo, pero al mismo tiempo no puede prescindir de ese ruido de fondo.
XIV. Es clásico lo que persiste como ruido de fondo incluso allí donde la actualidad más incompatible se impone.