En el año 2004 se cumplió el 800 aniversario de la muerte de gran filósofo, médico y jurisconsulto hebreo Moisés ben Maimón o como más popularmente es conocido, Maimónides.
En su libro “Córdoba eterna”, Jose Carlos Fernández escribe sobre el pensamiento del insigne filósofo: “Maimónides llama “el Camino de Oro” al camino de la ciencia o de la prudencia. Es el sendero recto. El “Camino de Oro” es siempre actuar a través del justo medio salvando los opuestos. La virtud va a estar en el camino medio, recogiendo la máxima estoica: Nada en exceso. El camino medio es el que asegura la perfección del Alma, que es el camino de la perfecta prudencia, y cuando uno ha aplacado las pasiones, cuando ha calmado los movimientos de su mar interior, permite que en esta serenidad se espejen las estrellas del Alma. El ser humano que ha descubierto su genio, su ángel, puede ascender siguiendo la senda del héroe hasta convertirse en un dios. Tal es el esperanzado camino que traza nuestro filósofo cordobés para todos los hombres y mujeres de esta tierra”. En este fragmento se resume de forma precisa la clave del pensamiento universal de Maimónides.
La superación de las pasiones, la serenidad, la claridad mental, el equilibrio, en definitiva, el estar asentado en el justo medio, conforman el camino del filósofo, del que busca conocerse a sí mismo y así de este modo entender el misterio de la existencia toda. De este modo, y trasladando este “modus vivendi” al terreno social, es más fácil que valores como la concordia, la tolerancia y la fraternidad encuentran su natural razón de ser y su plasmación en una sociedad que persigue, como finalidad última, la de ser más justa. Entendiendo por Justicia lo que los viejos jurisconsultos romanos definían como “vivir honestamente, no hacer daño a nadie y dar a cada uno lo que le corresponde”.
Autor: Jesús Arce