….Y dejaron de aplaudir, no porque en su corazón no hubiera gratitud, sino porque a la incertidumbre se unió el dolor de la pérdida, de la no despedida -que algo consuela-.
Quién le decía:
-Siempre estaré aquí, siempre te cuidare… pues ya no, y se fue demasiado pronto, con muchas palabras que compartir y muchas miradas que corresponder. Y así muchas historias que podemos tener dentro de esas ventanas que o no se asoman o lo hacen tímidamente. Por ellos también hay que aplaudir, no por fiesta sino para que les llegue ese calor de otros que están cerca.
Sé comprensivo con todos a los que no ves, no sabes el por qué y ojalá a ti que ahora lees ésto, solo se te pueda pasar por la imaginación, porque si pasa al corazón es que también te llegó.
Elena Rodríguez